Día de la Mujer (Prof. Patricia Tatavitto)

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Vuelve a poder festejarse.

 no obstante algunos datos para reflexionar

Por años enseñé equivocadamente que el 8 de marzo no era simple y alegremente, el Día de la Mujer, quepato02 guardaran las flores y los bombones para otra ocasión porque se trataba del Día Internacional de la Mujer Trabajadora y no era un día festivo sino de conmemoración de un brutal femicidio colectivo contra mujeres que luchaban, tomando una fábrica textil, por mejoras laborales. Sin embargo, mi permanente presencia en cátedras o encuentros sobre género hicieron que en los últimos años fuera recordando a todas las mujeres, trabajadoras activas o pasivas, ocupadas fuera o dentro del hogar.

 Hoy puedo decir que aprendí que trabajo  y empleo no son sinónimos, por lo tanto vuelvo a decirles Feliz Día a todas las Mujeres, porque todas trabajamos, ya sea nuestra actividad remunerada  económicamente o no.

 No obstante mi veta historiadora me hace recordarles algunos datos para reflexionar en esta fecha.

 Fue a fines del siglo XVIII, en el contexto de la Revolución Francesa que a Olympe de Gouges se le ocurrió la picardía ingeniosa de redactar los Derechos de la Mujer, observando que frente al establecimiento de los Derechos del Hombre y Ciudadano, los varones actuaban como si fueran exclusivos de ellos. Obvio que este juego de palabras que solo quería visibilizar la omisión de nuestros derechos en los hechos, le costó perder  su cabeza en la guillotina.

 Han transcurrido los años, hoy tenemos claro que nos arrebataron el nombre de nuestra especie, todos somos humanos, varones o mujeres, por lo tanto cuando decimos derechos del  hombre incluimos tanto varones como mujeres.

Sin embargo, en el siglo XX  la ONU estableció su Declaración de derechos humanos en 1948 y en 1979 tuvo que aclarar y reforzar a través de la CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER (CEDAW), los derechos de las mujeres.

 Esto me da a pensar que los derechos humanos los creen naturales los varones para ellos, sin embargo, para nosotras son conquistas, producto de luchas que fueron realizándose muy paulatinamente.

 Cuando tomes tu auto a la mañana para salir a trabajar o realizar tus actividades diarias recordá que este simple hecho en parte se debe a la lucha de una mujer, VICTORIA OCAMPO, que fue la primera en Argentina en solicitar el permiso de conducir automóviles y tuvo que justificar para qué lo quería, como si su pedido fuera una transgresión sobre un derecho que no nos correspondía, está claro que no se le puso ese requisito a todos los hombres varones que ya tenían su registro, porque se descontaba como algo inherente que los varones lo solicitaran como parte de sus derechos  naturales. Lo mismo pasó cuando CECILIA GRIERSON pretendió ingresar a la facultad de medicina de la UBA,  tuvo que redactar, no sé si con verdadera intención o usando sus dotes literarias, una carta en la que argumentaba que lo hacía para tratar de salvar la salud y la vida de una amiga de la infancia. Tanto  ella como ALICIA MOREAU DE JUSTO, encontraron gran oposición por parte de los profesores como de sus compañeros de cátedra que permanentemente les colocaban «miembros viriles» en sus delantales para impresionarlas y que desistieran. Injustamente muchos de estos saboteadores hoy son reconocidos como ilustres médicos y tienen hospitales que los recuerdan con sus nombres, mientras ambas médicas no los tienen, por lo menos dentro de la Ciudad de Bs As, ni dentro de los nosocomios nacionales de renombre, a pesar de luchar codo a codo en la epidemia de fiebre amarilla y otras enfermedades propias de las condiciones de hacinamiento habitacional y las condiciones laborales no reglamentadas todavía, a comienzos del siglo XX.

Seguramente a vos te resultará natural elegir casarte o no, y en todo caso elegir con quien hacerlo, sin embargo, a Mariquita Sánchez le costó solicitar la presencia del virrey en su compromiso para que éste aceptara su negativa que sus padres pretendían saltearse, llevar un litigio legal contra ellos y hasta la reclusión en la Casa de Ejercicios de la Madre Antula como castigo por contrariar la voluntad paterna, que pretendía un matrimonio por interés con un hombre bastante mayor que ella y que según sus criterios cuidaría de su patrimonio heredado,  para poder casarse con su elegido, Martín Thompson.

En estas dos últimas elecciones hemos tenido mesas y urnas compartidas por ambos sexos, un pequeño logro comparado con la lucha de muchas mujeres,  además de las arriba mencionadas; ALFONSINA STORNI, Adela García Salaberry, Berta W. de GerchunoffElvira Rawson de Dellepiane, Teresa RattoErnestina López de Nelson que trabajaron para obtener el voto femenino. No obstante la máxima luchadora por este derecho  fue Julieta Lanteri, la primer médica en Argentina de origen italiano. Ella celebró la sanción de la Ley R. Sáenz Peña de 1912 que establecía el voto secreto, universal y obligatorio, ingenuamente o a propósito se tomó de la palabra universal y se presentó a votar, esto hizo que la ley volviera al congreso para que nuestros legisladores en vez de prohibirnos votar, establecieron que los padrones electorales se harían con los confeccionados por el servicio militar que en aquellos años era sólo masculino, adoro esta historia y como nuestros representantes en el congreso encontraron una pato03manera elegante de dejarnos afuera de este derecho. Lamentablemente, accidental o de forma intencional, un coche que circulaba marcha atrás atropelló a Julieta lo que le generó una muerte prematura y tuvimos que esperar la llegada de la figura de Eva Duarte de Perón para que lograra motorizar y presionar al congreso para que se dictara la Ley 13 010 que nos otorga el derecho a votar  y ser electas. Recién en 1951 se llevó a la práctica la incorporación de votantes femeninas y la llegada al poder legislativo de las primeras legisladoras mujeres, alrededor de 20 jóvenes entusiastas, que pasaron por la cárcel, por disposición de la Revolución Libertadora y que injustamente se han perdido en la nebulosa de los tiempos sus nombres y acciones. (leer artículo en este blog sobre las Muchachas Peronistas)

Las que tenemos unos cuantos años no olvidaremos a aquella actriz, aún entrada en años que cada vez que tenía un micrófono cerca nos decía «muchacha, hacete el Papanicolao», esta mujer de orígenes muy humildes y triunfante a través  del tango, teatro y cine, sin estudios médicos, pero víctima tomada a tiempo gracias al Papanicolao del Cáncer de Cuello Uterino, supo ser la mayor divulgadora en la Argentina de los derechos a la salud sexual, evitando con su muletilla miles de muertes por HPV, un virus que puede generar en el Cáncer de Cuello Uterino. Por iniciativa propia se convirtió en una abanderada de esa lucha. Si Evita se hubiera practicado a tiempo este método de prevención y aceptado su tratamiento,  tal vez hubiera tenido una larga vida como TITA MERELLO.

 Cuando hagas uso de licencias laborales como a la maternidad o al cuidado de familiar enfermo o reclames condiciones laborales dignas debés saber que hubo una jovencita, CAROLINA MUZZILLI que para poder conocer las condiciones reales de las mujeres trabajadoras y denunciar abusos o condiciones insalubres ante la inspección de la dirección de trabajo, se introducía en las fábricas y talleres como obrera y así se auto inmoló muriendo precozmente de tuberculosis como les sucedía a la mayoría de las mujeres trabajadoras de comienzos del siglo XX, sometidas a extenuantes jornadas laborales, inexistencia de leyes protectoras del embarazo y de la lactancia de los hijos. Tiempos de altas cifras de mortalidad materna, infantil, desnutrición, pobreza y de enfermedades conexas a dicha situación.

 Cada vez que hagamos uso de la Patria Potestad Compartida, de la posibilidad del divorcio vincular, de la pato04igualdad de derechos de los hijos tanto matrimoniales como extamatrimoniales, o desees seguir usando tu apellido de soltera, para no ser  tratada como un objeto «de» tu marido,  debemos recordar a FLORENTINA GOMEZ MIRANDA, una de las primeras legisladoras democráticas elegidas después de la última dictadura, que luchó por ello.

 Si bien dijimos que la CEDAW se redactó por la ONU en la década del 70 tuvimos que esperar a la reforma de  nuestra Carta Magna de 1994 para que se incorporara con jerarquía constitucional, así también se incorporara en el artículo 75 inciso 23 medidas protectoras hacia mujeres, niños, ancianos y discapacitados y preservar a la mujer desde el período de embarazo hasta cumplido el tiempo de lactancia  y el artículo 37 que declara al voto secreto universal y obligatorio estableciendo además,  un cupo femenino en la conformación de listas electorales para cubrir cargos legislativos.

 Si bien en los últimos años se lograron muchas leyes que estaban pendientes como la Ley de Educación  Sexual y Procreación Responsable que pone en conocimiento de hombres y mujeres nociones de cuidado de la salud sexual, la posibilidad de planificar cuantos hijos y con que distancia deseen tenerlos, como al acceso sobre información y derecho de uso de métodos anticonceptivos en todas sus variantes, hormonales como quirúrgicos; la Ley de Parto Humanizado, la Ley de Jubilación de Ama de Casa, la Ley contra la Trata y contra todo tipo de acción de servidumbre, discriminación o maltrato, la Ley contra la Violencia Familiar, Ley Nº 26.485 de PROTECCIÓN INTEGRAL PARA PREVENIR, SANCIONAR Y ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN LOS ÁMBITOS EN QUE DESARROLLEN SUS RELACIONES INTERPERSONALES y para finalizar la Ley de Identidad de Género; otras tantas normas aguardan su turno para entrar en vigencia.

Este último párrafo podrá hacer pensar que ya se cubrieron todos los flancos de vulnerabilidad sobre las mujeres, sin embargo, no se han sancionado las penalidades contra quienes ejercen violencia de género, cualquiera sea su tipo o ámbito en el que se dé, no se logró la sanción de la ley de femicidio, que quite la figura de emoción violenta y castigue con pena perpetua al hallado culpable de la muerte o intento de ello sobre una mujer o sus familiares cercanos;  a pesar de haberse manifestado la Corte Suprema de la Nación sobre el aborto no punible y establecer un protocolo médico y legal para las víctimas de violación o para los casos en los que  la salud física o psíquica de la mujer se ponen en peligro, muy pocos profesionales de la salud la llevan a cabo, judicializando sin motivo, muchos de los casos y de esta manera exceder el tiempo para realizar una práctica abortiva segura.

 Todavía son altas las estadísticas sobre femicidios en la Argentina, se presenta la muerte de una mujer cada 35 horas; como también son elevadas las tasas de mortalidad materna tanto por secuelas de abortos clandestinos como falta de acceso a cuidados médicos necesarios, embarazo adolescente y aún de niñas que apenas ingresaron a la pubertad física, la mayor de las veces víctimas de abuso intrafamiliar por falta de acceso a educación sexual, la falta de la incorporación seria de ésta en la currícula escolar desde el nivel inicial para evitar situaciones de abuso o violación, la divulgación de los diversos métodos de anticoncepción, disminución de embarazos no deseados y la muerte por prácticas abortivas que de otra manera se podrían evitar. 

 Lamento los discursos seudofeministas, mientras no se toman medidas sobre estos temas pendientes. En cambio, en Brasil, Dilma Vana Rousseff presentó su posición personal en contra del aborto, pero lo reconoció como un problema de salud pública, y  también fue tomado así por el país hermano de Uruguay, más allá de nuestras convicciones personales y religiosas, nuestros gobernantes deben tomar el tema y tratar de erradicarlo. Nadie quiere llegar a una situación de interrupción del embarazo, por eso es necesaria la educación para informar y  decidir, el acceso de métodos para no abortar y como última instancia aborto legal para no morir. 

 Se toma el 8 de marzo, entonces, como día  para conmemorar  la lucha de la mujer por su participación, en pie de equidad de género, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona.

  Largo fue el camino de luchas que nos dieron los derechos de los que hoy disfrutamos, sin embargo todavía quedan piedras que obstaculizan un trato de equidad, convencidas que a través de la educación y del cambio de paradigmas en la crianza de las futuras generaciones está la clave para poder hablar de una verdadera igualdad de posibilidades, derechos y garantías para hombres y mujeres.

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Imagen de la Gitanilla sedida por la pintora echeverriana Mirta Salao de Medina

Patricia Tatavitto

Patricia Tatavitto

Prof. en Historia de Género Patricia Tatavitto