La emancipación moral de la mujer…el apocalipsis del siglo XIX

Juana Paula Manso, nacida en Buenos Aires el 26 de junio 1819 y fallecida el 24 de abril de 1875 en la misma ciudad, fue escritora, traductora, periodista, maestra y precursora del feminismo en Argentina, Uruguay y Brasil, una extraordinaria MUJER del siglo XIX, escribió en «La Ilustración Argentina» (N°2, del 13 /12/1853, pag. 5)

«La emancipación moral de la mujer es considerada por la vulgaridad como el apocalipsis del siglo. Los unos corren al diccionario y exclaman: ¡Ya no hay autoridad paterna! ¡Adiós despotismo marital! ¡Emancipar a la mujer! ¡Cómo! Pues ese trasto de salón (o de cocina), esa máquina procreativa, ese cero dorado, ese frívolo juguete, esa muñeca de las modas, ¿será un ser racional? ¡Emancipar a la mujer! ¿Y qué viene a ser eso? ¿Concederle el libre ejercicio del libre arbitrio? Pero si reconocemos en ella que Dios le dio una voluntad, que la hizo libre como a nosotros hombres; que le dio un alma compuesta de las mismas facultades morales e intelectuales que a nosotros hombres,  entonces la habremos hechos bonita! ¡Y dejará de ser un valor nulo! Y ¡qué trastorno social!, ¡qué caos!… La mujer libre, ilustrada, emancipada de las preocupaciones que la condenaban a la inacción intelectual, que la destinaban al estado perpetuo de víctimas, es un enemigo. ¡Cómo! ¿Sería ella un día igual al hombre en derechos sagrados que la brutalidad pisoteó hasta hoy sin misericordia? ¡Escándalo inaudito! A qué podrían recurrir los jóvenes para pretender el corazón de las beldades? ¡Cómo (dicen los empecinados) después de tratar a la mujer como nuestra propiedad tendríamos que reconocer en ella nuestra igual! ¿Habíamos de ser justos, respetuosos y comedidos con ellas? ¡No, no puede ser! Llegará un día en que el código de los pueblos garantizará a la mujer los derechos de su libertad y de su inteligencia. La humanidad no puede ser retrógrada. Sus tendencias son el progreso y la perfectibilidad; por eso la mujer ocupará el lugar que le compete en la gran familia social. Su inteligencia, cultivada, mejorará las facultades morales y la hará ejercer la inevitable influencia que le da la naturaleza en los grandes destinos de la humanidad; sí; porque la misión de la mujer es seria y grandiosa. El hombre, empero, hace la guerra a la naturaleza. Es así, como obstinado, niega a la mujer sus derechos y su inteligencia, y no puede conformarse a su papel de tirano”.

Juana Manso

Fuente: www.elhistoriador.com.ar