Lejos de banderías partidarias,   María Eugenia Vidal es una de las mujeres que en materia política marcan la diferencia.

Desde El conflicto en el Parque Indoamericano como ministra de Desarrollo Social de la ciudad de Buenos Aires , donde demostró que conocía el conflicto y a los involucrados mucho mejor que nadie,  hasta el piquete de guardavidas que supo enfrentar en Mar del Plata.

A los 44 años es la gobernadora de la provincia más problemática y poblada de la Argentina, encabeza todas las encuestas de imagen positiva entre la clase dirigente y, casi para cualquier analista, es la candidata más firme a suceder a Mauricio Macri en la Presidencia de la Nación. Con un carisma arrollador, pero también con una determinación y firmeza que pocos sospechaban dos años atrás, ganó dos elecciones claves para la construcción de poder de Cambiemos y, por si fuera poco, acaba de conseguir para Buenos Aires el compromiso de las otras provincias y de la Nación para aumentar los ingresos de la cooparticipación.

Hace dos años se hacía cargo de la provincia, con muy duros desafíos por delante.

Fiel a valores, se propone llevar adelante una reforma profunda en cuanto a la corrupción en las fuerzas de seguridad.

La desvela el querer avanzar más profundamente en las reformas educativas y de salud.

Dijo el periodista Alfredo Leuco en su editorial por radio Mitre:”María Eugenia tiene…calidez y firmeza para ejercer el poder…carisma y capacidad de administración…es autoexigente y exigente. Cada vez que tuvo que enfrentar la adversidad avanzó y creció en su imagen… es la dirigente más amada y la más amenazada”.

Responsable de la nota : Stella Fandiño