Boletín informativo noviembre 2024

Ese terrible temor a ser evaluado, testofobia            

Lic. María Esther Antezana

Recientemente he trabajado el caso de un consultante que debía dar un final en una carrera de administración para lograr su graduación… solo le resta una sola materia para poder ser un profesional definitivamente pero debido al temor que se origina ante esa situación, no logra llevar a cabo su meta, recibirse y alcanzar otros ascensos a nivel laboral que están pendientes.

Es aquí donde le comenté que esto que le sucede hace un tiempo,  ese temor a ser evaluado, se denomina Testofobia y afortunadamente tiene  solución.

Síntomas físicos y emocionales de la testofobia

Aquellos que padecen el problema de testofobia también expresan distintos síntomas físicos y emocionales intensos durante los exámenes y evaluaciones. Entre los más comunes incluyen mareo, taquicardia, sudoración excesiva, sensación de ahogo, palpitaciones, aumento de la presión arterial, problemas gastrointestinales y malestar intenso. A nivel emocional, las personas con testofobia pueden experimentar ansiedad severa, temor irracional, inseguridad, falta de concentración y bloqueo mental.

Por supuesto hay aspectos externos, la presión por obtener resultados académicos satisfactorios y las altas expectativas contribuyen a la aparición de testofobia. Otros hechos que pueden desencadenar esta fobia incluyen el miedo al fracaso, la comparación constante con otros estudiantes y la influencia del entorno educativo y social. Es importante saber que ese temor puede manifestarse tanto en etapa de educación media como universitaria afectando a todas las edades.

Afortunadamente, con el tratamiento de diversos enfoques terapéuticos podemos ayudar a quienes padecen ese temor y al reconocerlo poder manejarlo de manera eficaz. Como digo siempre a mis coachees, “al conocer tu propio miedo, podes elegir las herramientas más convenientes para poder enfrentarlo; lo importante es tomar la decisión de la ayuda

En las sesiones trabajo la terapia cognitivo-conductual, es el enfoque más efectivo para tratar la testofobia ya que desde el trabajo como Coach me baso en identificar y modificar los pensamientos negativos y distorsionados asociados a los exámenes y las evaluaciones. Ver sus propios juicios a la situación y a sí mismo ante dichas ocasiones.

Por otro lado, existen otras estrategias y técnicas de relajación que pueden ser útiles en el manejo de la problemática.

Algunas de estas estrategias incluyen:

  1. Practicar técnicas de respiración profunda
  2. Practica relajación muscular para reducir la ansiedad pre y post exámenes.
  3. Desarrollar hábitos de estudio y organización
  4. Trabajar situaciones de simulación al momento de evaluación
  5. Implementar técnicas de visualización y pensamiento positivo con el fin de reducir el miedo al fracaso.
  6. Buscar apoyo social y e indagar en experiencias con otras personas que deban enfrentar ese temor de verse evaluados.

El hecho de concientizar y enfrentar el momento de examen sabiendo que no pasará nada, no perderá nada y a lo sumo, si no es ahora será en otro momento entendiendo qué ganará en una nueva postergación, comprendiendo que ese tiempo deberá trabajar sus partes opuestas de seguridad e inseguridad personal hasta afrontar y decidir hacerle frente a la evaluación.

Es importante saber que el miedo no es malo, es una alerta ante situaciones de amenaza y nuestra mente y cuerpo responde automáticamente; a través de coaching corporal lo trabajamos y lo sentimos en nuestro cuerpo considerando los cuatro elementos de la naturaleza.

Es importante reconocer desde dónde se origina el temor y sus diversas causas. Si nos referimos solamente al estudio, implementar diversos métodos educativos de comprensión que serán de ayuda ante la evaluación, pensar también en desdoblar la situación, el examen como una creación personal para presentar a otros, valerse del método del mapa conceptual, ayuda memorias, trabajar el espejo, escucharse, grabarse en temas que considere más duros o que no agraden tanto pero forman parte del contenido a rendir.

Al aplicar estos consejos, podrás enfrentar los exámenes con mayor seguridad y reducir el  impacto negativo de la testofobia en tu vida académica. Sin embargo, hay que recordar que cada persona es única y es importante encontrar las estrategias que mejor se adapten a vos.

Si el consultante sigue experimentando dificultades significativas sería conveniente buscar ayuda de un profesional especializado en el manejo de la ansiedad y fobias.

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Han Kang, la surcoreana que ama a Borges

La Academia Sueca eligió a la autora de La vegetariana y La clase de griego «por su intensa prosa poética que confronta traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana». La escritora, que estuvo en la Argentina en La Feria del Libro de 2013,  dice que «hacer preguntas, eso es para mí escribir».

Por Silvina Friera – 11 de octubre de 2024 – 00:01

¿Qué es el ser humano? ¿Por qué anida la violencia en él? Estos interrogantes que afligían a la niña nunca se esfumaron del horizonte de sus preocupaciones existenciales y literarias. La escritora surcoreana Han Kang, que deambula por la vida llena de preguntas, ganó el Premio Nobel de Literatura “por su intensa prosa poética que confronta traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana”, anunció la Academia Sueca. La obra de la autora de La vegetariana –excepcional novela publicada en 2012 en Argentina por la editorial Bajo la luna, traducida directamente del coreano por Sun-me Yoon, y presentada en la Feria del Libro de 2013 con la participación de la escritora– se caracteriza por una doble exposición del tormento -como tormento mental y físico- y por sus conexiones con el pensamiento oriental.

[…] Kang se mudaba constantemente porque no tenían casa propia. Su padre, el novelista Han Seung-won, era joven, pobre y escritor. Su familia se trasladó a Seúl cuando ella tenía 11 años y estudió en cinco escuelas diferentes; para ella no fue fácil acostumbrarse a algo nuevo cada poco tiempo. En su casa no había casi muebles ni objetos decorativos, pero estaba llena de libros. Ante tantas mudanzas y cambios, los libros fueron una especie de protección y refugio. “Gracias a los libros, a la lectura, no me sentí tan mal, no me sentí sola. Pasó el tiempo y esas lecturas continuaron a través de la escritura de una manera natural”, recuerda la ganadora del Premio Nobel de Literatura, que estudió literatura coreana en la Universidad de Yonsei y trabajó como periodista para las revistas Publishing Journal y Samtoh, entre otras.

[…] La última novela de Kang, publicada en español en 2023, es La clase de griego, en la que explora la relación entre un profesor de griego que está perdiendo la vista y una mujer que ha perdido su capacidad de hablar por segunda vez en su vida. “De sus respectivos defectos surge una frágil historia de amor. El libro es una hermosa meditación sobre la pérdida, la intimidad y las condiciones últimas del lenguaje”, lo definió la Academia Sueca. La feroz ironía del destino emerge en las primeras líneas de esta novela de la surcoreana en la que manifiesta su admiración por Jorge Luis Borges, un escritor que, como se sabe, nunca ganó el Nobel.

Fuente:

Extracto del artículo publicado en: https: //www.pagina12.com.ar/773772-han-kang-la-surcoreana-que-ama-a-borges

Antes de que mi mujer se hiciera vegetariana, nunca pensé que fuera una persona especial. Para ser franco, ni siquiera me atrajo cuando la vi por primera vez. No era ni muy alta ni muy baja, llevaba una melena ni larga ni corta, tenía la piel seca y amarillenta, sus ojos eran pequeños, los pómulos algo prominentes, y vestía ropas sin color como si tuviera miedo de verse demasiado personal. Calzada con unos zapatos negros muy sencillos, se acercó a la mesa en la que yo estaba sentado con pasos que no eran ni rápidos ni lentos, ni enérgicos ni débiles.

Si me casé con ella fue porque, así como no parecía tener ningún atractivo especial, tampoco parecía tener ningún defecto en particular. Su manera de ser, sobria y sin ninguna traza de frescura, ingenio o elegancia, me hacía sentir a mis anchas. No hacía falta que me mostrara culto para atraer su atención ni tenía que andarme con prisas para llegar a tiempo a nuestras citas. Tampoco había razón para que me sintiera menos cuando me comparaba a solas con los modelos que aparecían en los catálogos de moda masculina. Ni mi barriga, que había comenzado a abultar a partir de los veintitantos, ni mis delgados brazos y piernas, que no ganaban músculo a pesar de los esfuerzos que hacía —ni siquiera mi pequeño pene, que era la causa de un secreto complejo de inferioridad—, me preocupaban lo más mínimo cuando estaba con ella.

Nunca he pretendido más de lo que creo merecer. Cuando era pequeño me las di de bravucón en las calles poniéndome al frente de una banda de chiquillos que eran menores que yo. Cuando me hice mayor, solicité ingresar en la universidad que me concedía la beca más jugosa y luego me di por satisfecho entrando en una pequeña compañía que, además de apreciar mi escasa capacidad, me entregaba todos los meses un sueldo modesto. Así pues, fue natural que eligiera casarme con ella, que tenía el aspecto de ser la mujer más corriente del mundo. De hecho, jamás he podido sentirme cómodo con las mujeres bonitas, inteligentes, sensuales o provenientes de familias adineradas.

Tal como lo había esperado, mi mujer se ajustó sin problemas al rol de esposa común y corriente que yo deseaba. Todas las mañanas se levantaba a las seis y me preparaba como desayuno arroz, sopa y un trozo de pescado. También continuaba haciendo los trabajos temporales que desempeñaba de soltera, lo que constituía una aportación —si bien modesta— a la economía familiar. Era profesora asistente en una academia de computación gráfica, donde había estudiado, un año y en casa trabajaba por encargo transcribiendo los textos a los globos de diálogo de las historietas.

Era más bien callada. Rara vez me pedía algo y no se quejaba por muy tarde queyo volviera del trabajo. Tampoco me insistía en que saliéramos los domingos o festivos que estábamos juntos en casa. Mientras yo me pasaba toda la tarde haraganeando frente al televisor con el mando en la mano, ella solía quedarse metida en su habitación. Seguramente trabajaba o leía algún libro —su única afición era la lectura, pero la mayoría de los libros que escogía parecían tan aburridos que ni daban ganas de abrirlos—. Cuando se acercaba la hora de cenar, salía del cuarto y se ponía a cocinar en silencio. Para ser sincero, no era nada divertido vivir con alguien así, pero yo estaba agradecido por ello, pues no soportaba a las mujeres que hacían sonar varias veces al día los móviles de sus maridos —como las esposas de mis compañeros de trabajo y amigos—, o a las que los regañaban frecuentemente y terminaban provocando ruidosas peleas matrimoniales.

Si había algo que la hacía diferente al resto de las mujeres era que no le gustaba usar sujetador. Durante nuestro corto e insulso noviazgo le puse un día por casualidad la mano sobre la espalda y me excité ligeramente al comprobar que no llevaba el sujetador debajo del jersey. La observé durante un rato por si acaso me estaba enviando algún tipo de señal intencionada, pero llegué a la conclusión de que no era así. Si no era eso, ¿qué era? ¿Pereza? ¿Acaso negligencia? No podía entenderlo. El que no llevara sujetador no se correspondía con su escaso pecho. Si al menos hubiera usado un sostén con relleno, no me habría hecho quedar tan mal cuando la presenté a mis amigos.

Boletín informativo octubre 2024

Lecturas recomendadas. Gabriela Mistral

A pocos días de anunciarse el Premio Nobel de Literatura 2024 el mundillo literario se debate entre los posibles ganadores. ¿Será un hombre, como la mayoría de las veces? ¿Será una mujer? ¿Volverá la Academia Sueca a sorprender y destacarse por la/el laureada/o, como ocurrió en tantas oportunidades cuando el premio se honró con los nombres de los latinoamericanos Octavio Paz (México), los chilenos Gabriela Mistral y Pablo Neruda, Miguel Ángel Asturias (Guatemala), Gabriel García Márquez (Colombia) y Mario Vargas Llosa (Perú), por nombrar solamente a quienes están más cerca en afecto y distancia de los argentinos? ¿O ensordecerá el nombre de quien no lo recibe, como el en caso de Jorge Luis Borges, una pluma universal notoriamente soslayada de los Nobel?

Veremos. Por ahora recordemos la voz poética de la gran Gabriela Mistral galardonada con el Nobel en 1945.

COSAS

                    I

Amo las cosas que nunca tuve

con las otras que ya no tengo:

Yo toco un agua silenciosa,

parada en pastos friolentos,

que sin un viento tiritaba

en el  huerto que era mi huerto.

La miro como la miraba:

me da un extraño pensamiento,

y juego, lenta, con esa agua

como con Pez o con misterio.

                    II

Pienso en umbral donde deje

pasos alegres que ya no llevo

y en el umbral veo una llaga

llena de musgo y de silencio.

                    III

Me busco un verso que he perdido,

que a los siete años me dijeron.

Fue una mujer haciendo el pan

y yo su santa boca veo.

https://www.archivochile.com/Cultura_Arte_Educacion/gm/d/gmde0047.pdf

Claudia Gorban

Hasta siempre querida Claudia

Boletín informativo septiembre 2024

Alejandra Patané

Alejandra Patané

Escritora argentina de Remedios de Escalada; actualmente  residente en Lanús, Pcia. de Buenos Aires. Autora de dos poemarios: Poemas de cenizas y jazmines  y Paene umbra, sus trabajos fueron publicados y difundidos en diferentes medios. Intervino en varios salones de poema ilustrado, de pintura poetizada e innumerables rondas de lectura.

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Coaching Ontológico Corporal, Emocional y Bienestar   

El coaching ontológico corporal y emocional es una disciplina que se basa en la ontología y distintas disciplinas que tratan el cuerpo humano, buscando acompañar a los consultantes desde un estado presente hacia un estado futuro de superación, invitando al coachee interesado a encontrar el camino al éxito a través de su propio lenguaje y registro corporal.

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Boletín informativo agosto 2024

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