Conocimiento para la Vida
El tema del Día Internacional para la Reducción de Desastres del 2015 «Conocimiento para la Vida» forma parte de la iniciativa Step Up (Un paso hacia adelante) que comenzó en el 2011 y que cada año centra su atención en un grupo diferente. (Informe de Departamento de Información Pública de las Naciones Unidas)
El propósito del Día es aumentar el grado de sensibilización sobre el uso del conocimiento y las prácticas tradicionales, indígenas y locales, a fin de complementar el conocimiento científico en la gestión del riesgo de desastres y destacar diversos enfoques para hacer partícipes a las comunidades locales y los pueblos indígenas en la aplicación del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres.
El aspecto central del Día Internacional para la Reducción de Desastres de este año es el conocimiento tradicional, indígena y local, el cual complementa a la ciencia moderna y contribuye a la resiliencia de las personas en un plano individual y de la sociedad en conjunto. Por ejemplo, el conocimiento de las señales de alerta temprana en la naturaleza puede ser vital para velar por que se tomen acciones tempranas para mitigar el impacto de los desastres, tanto de evolución rápida como lenta, tales como sequías, olas de calor, tormentas e inundaciones. En conjunto con el conocimiento científico existente, tales como los informes que elaboran los meteorólogos, el conocimiento local es vital para las labores de preparación y se puede transmitir de generación en generación.
Tengamos presente que el grado de devastación, en pérdida de vidas humanas y daños materiales, que causan las manifestaciones extremas de fenómenos naturales —como las inundaciones, sequías, ciclones, terremotos o erupciones volcánicas— resulta de la combinación entre las fuerzas de la naturaleza y la actividad humana.
El efecto que estos peligros naturales tienen sobre las poblaciones depende en gran medida de decisiones que tomamos, a nivel individual o colectivo, respecto a nuestras formas de vida y al medio ambiente: desde la planificación de nuestras ciudades y el cultivo de los alimentos, hasta la enseñanza que recibimos en las escuelas. Es más, la actividad humana también influye en la frecuencia y la intensidad de estos fenómenos, por ejemplo, a través del calentamiento global.
La puesta en marcha de sistemas de prevención, alerta temprana, preparación y recuperación rápida disminuyen el riesgo y mitigan los efectos devastadores de las fuerzas de la naturaleza.
Mensaje del Secretario General
13 de octubre de 2014
Como familia humana, estamos envejeciendo. A nivel mundial, aproximadamente 700 millones de personas, a saber un 10% de la población mundial, son mayores de 60 años, y para 2030, por primera vez en la historia, habrá más personas de edad que niños.
Este año, la conmemoración del Día Internacional para la Reducción de los Desastres nos brinda una oportunidad para reconocer el papel que desempeñan los hombres y las mujeres de edad en el fomento de la resiliencia.
Cuando ocurre un desastre natural, las personas de edad sufren de forma desproporcionada altas tasas de muertes y lesiones. Para invertir esta trágica tendencia, es preciso elaborar planes, crear servicios y prestar apoyo a fin de reducir las vulnerabilidades de las personas de edad y aprovechar al máximo su contribución a nuestra seguridad y nuestro bienestar colectivos.
En la planificación para casos de desastre se debe tener en cuenta la reducción de la movilidad que experimentan muchas personas de edad. Tenemos que ayudarlos a prepararse para un posible desastre y para llegar a un lugar seguro y protegerse. Las necesidades de las personas de edad también deben tenerse en cuenta en los sistemas de alerta temprana, los mecanismos de protección social y los planes de evacuación y respuesta de emergencia, y en las campañas de información pública.
Al mismo tiempo, es importante reconocer que las personas de edad tienen importantes contribuciones que aportar a la comunidad en su conjunto. Su larga experiencia puede contribuir a reducir los riesgos que plantean los desastres. Debemos procurar que participen en la gestión del riesgo de desastres, así como en los procesos de planificación y adopción de decisiones. Las personas de edad también pueden enriquecer de manera significativa nuestros debates críticos a nivel mundial sobre la forma de enfrentar el cambio climático y lograr el desarrollo sostenible.
En este Día Internacional para la Reducción de los Riesgos de Desastre, recordemos que la tarea de aumentar la resiliencia ante los desastres no tiene límite de tiempo en la vida de las personas; comienza en la juventud y se hace más importante a medida que envejecemos.