Para muchos fue una sorpresa. ¿Recién ahora? El reconocimiento pos mortem de René Favaloro como ciudadano ilustre de La Plata llega demasiado tarde.
El ilustre Favaloro
Artículo de Opinión – Diario El Día ( de La Plata) 8 de julio 2016
Este miércoles, como informó ayer EL DIA, el Concejo Deliberante de la Ciudad votó esa distinción para quien quizá haya sido el más ilustre de los ciudadanos platenses del siglo XX.
Podrá decirse, con razón, que más vale tarde que nunca. Pero a casi 16 años de la impactante muerte de Favaloro (se cumplirán el próximo 29 de julio) suena demasiado tardío, sobre todo porque el Concejo -hay que decir- despacha declaraciones de ciudadano ilustre sin aplicar filtros demasiado rigurosos.
Favaloro es, en verdad, “un prócer” de La Plata. Ninguna figura del ámbito científico llegó tan lejos como él en la historia contemporánea. Simbolizó, además, valores éticos: la integridad, la rectitud, la austeridad y la solidaridad se encarnaron en Favaloro de un modo natural.
El creador del by pass coronario, nació el 12 de julio de 1923 en el corazón del barrio El Mondongo. Hijo de un carpintero y de una modista, Favaloro ingresó a la facultad de Medicina de Universidad Nacional de La Plata a fines de los años 30. Realizó su residencia en el Policlínico de nuestra ciudad, donde vivió durante dos años de forma muy austera entre los pacientes que atendía, hasta que se recibió en 1949.
Su historia es muy conocida: recién recibido se fue a un remoto pueblo de La Pampa,Jacinto Aráuz, porque supo -por un tío- que allí necesitaban médicos.
Junto con su hermano Juan José puso en marcha un centro asistencial y logró reducir la mortalidad infantil en la zona, al igual que las infecciones en los partos y la desnutrición, todo gracias a campañas de difusión sanitarias que realizaba con la ayuda de iglesias, escuelas e instituciones intermedias.
En ese entones, Favaloro volvía una vez por año a La Plata, donde además de presenciar algún partido de Gimnasia, el club de sus amores, aprovechaba sus visitas para ponerse al día en materia de conocimientos médicos.
Tras 12 años como médico rural, se trasladó a Cleveland, y tras trabajar en el tratamiento de las afecciones vasculares comenzó a interesarse, en 1967, por la utilización de la vena safena en las intervenciones coronarias.
En 1971, Favaloro retornó al país con el deseo de crear una clínica de alta complejidad similar a los centros asistenciales en los que había trabajado en el exterior.
Cuatro años más tarde nació la Fundación Favaloro, donde se formaron más de 450 residentes provenientes de las provincias argentinas y de los países de Latinoamérica.
Hay que decirlo: muchos antes de este miércoles 6 de julio, Favaloro ya era un ciudadano ilustre de La Plata; quizá -como se dijo- el más ilustre. Los homenajes, sin embargo, más valen que abunden y no que falten.