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Mujeres y hombres que fundaron Lomas de Zamora |
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En este artículo se rescatan cómo, algunas de ellas, junto a los hombres que trascendieron a su tiempo, formaron el pueblo de Lomas de Zamora y nos dejaron su legado cultural. Desde la aldea agrícola donde los hombres trabajaron la tierra y participaron en el nacimiento de la Patria, las mujeres no sólo dieron hijos a esta querida tierra, los criaron y educaron. Integraron Instituciones, en algunos casos estudiaron y llegaron a ser profesionales, marcaron su estilo y costumbres. Forjaron la conducta colectiva. En este artículo se pretende rescatar como, algunas de ellas, junto a los hombres que trascendieron a su tiempo, formaron el pueblo de Lomas de Zamora y nos dejaron su legado cultural. Hoy a 190 años de su fundación y 150 de su constitución en Partido, integrado por siete ciudades, Pueblo de la Paz, su cabecera, Banfield, Temperley, Turdera, Llavallol, Ingeniero Budge y Villa Fiorito; el Museo Americanista con esta Exposición los reconoce y agradece (1). Un pueblo de religiosidad vivenciada en familia Lomas de Zamora fue en sus comienzos, hace más de 200 años, un pueblo agrícola que tuvo que luchar contra las inclemencias del tiempo y de la tierra. Carente de árboles para dar protección a los sembrados y a los hogares de las primeras familias. En esta ardua empresa se destacó la figura paternalista de Don Tomás Grigera, que en las palabras del Profesor Pesado Palmieri lo definiría como “arquetipo de una argentinidad que no necesita bronces sino memoria colectiva”. Casado con Beatriz Margarita Casavalle tuvieron 12 hijos que junto a su padre labraron la tierra, plantaron árboles, olivares y frutales, los famosos duraznos blancos y cristalinos. En su Manual de Agricultura escrito en 1919 enseñaba que “… la tierra tiene sus secretos. Hay que saber abrirla y abonarla, conocer el cómo y el cuándo. El secreto de las lunas propicias y el de la buena semilla…” Hacia 1821 Tomás Grigera consigue del Gobernador Martín Rodríguez tierras, una suerte de 30 chacras de 4 manzanas cada una para 30 familias y fundar el Pueblo de Las Lomas ubicadas al fondo de la Estancia de Zamora. A su primogénito Manuel Antonio le correspondió la Chacra Nº 12 ubicado en la que hoy es la calle Rivera 842. En ella se levantó en 1822 un Oratorio que fue consagrado, en un principio, a San Antonio y luego a la Virgen del Tránsito. Jacinta Grigera 7ª hija de Manuel Antonio Grigera y Florentina de los Santos, estuvo encargada del cuidado y custodia del Oratorio. El 1º casamiento consagrado fue el de Pedro Naón y Carmen Grigera; dos años después se celebró el bautismo de uno de los hijos de este matrimonio, del cual Jacinta fue madrina. Entregada a la vida contemplativa y devota de la Virgen, Jacinta hacía tañer una pequeña campanita de bronce, llamando a misa todos los domingos. Los fieles, a medida que llegaban, buscaban refugio bajo la sombra de un grupo de añosos ombúes a un lado de la avenida de álamos y paraísos que desembocaban en las puertas del Oratorio. Fue tal la devoción y protección que Jacinta prestó al Oratorio que, al estar en peligro de derrumbarse lo trasladó a su habitación y llevó su cama a una bohardilla de la casa. Los descendientes cuentan que realizaba penitencia durmiendo sobre tablas duras, sin colchón. Jacinta falleció el 30 de agosto de 1902 quedando su hermana Paula a cargo del Oratorio y de la protección de la Virgen. Con la donación que Don Victorio Grigera hiciera de dos manzanas correspondientes a su chacra, para levantar un Templo, escuela y municipalidad se comenzaron las tareas para llevarlo a cabo. La piedra fundamental fue colocada el 16 de diciembre de 1860 y fue puesta bajo la advocación de Nuestra Señora de La Paz. Educar para recuperar la Identidad El Camino Real, hoy Avda. H. Yrigoyen, marcó una actividad mayor por su importancia caminera. Se comenzaron a lotear algunas chacras y amanzanar algunos terrenos. Se levantaron edificaciones, urbanizando el lugar aunque en esos momentos mantuviera su zona de chacras. Dentro de este trazado aparecen en el plano de 1832, 24 edificios, y ya en 1852 conjuntamente con el comercio, los edificios eran 40. Rafael Portela había levantado su almacén de ramos generales en la esquina de Pereyra Lucena y Avda. H. Yrigoyen, conocida como la Casa de las Tres Esquinas, en dos de sus salas Catalina Rodríguez, dio clases a las niñas del pueblo. Aunque no era maestra recibida tenía una fe inquebrantable, luchaba por la escuela que llevaba en el corazón. Decía: “…deseo fervientemente iniciar a los niños de las chacras de Zamora en el ejercicio de un ordenado conocimiento escolar del que carecen.” Para estos años las niñas se educaban aprendiendo a leer, recitar poemas, sumar y restar para llevar las cuentas del hogar, bordar y coser. Pocas eran las maestras recibidas y era importante poder educar a tanto niño en el incipiente pueblo. Al fallecer la esposa de Carlos Croce, primer maestro de estas tierras, Catalina y su hermana Clemencia, se hicieron cargo de la crianza y educación de sus hijos. Clemencia fue monitora de la Escuela de las Tres Esquinas, la que estaba subvencionada para asegurar su sostenimiento. Francisco Portela 1° Juez de Paz, hijo de Rafael Portela, gestionó la subvención y la nombró Preceptora oficial. En tanto los varones acudían a la escuela armada en la Quinta Los Leones, propiedad de Don Esteban Adrogué, ubicada entre las calles Alvear, Carlos Croce, Las Heras y Monteagudo. Desde1859 y por dos años, hasta que definitivamente se trasladó al solar ubicado en Manuel Castro y Pbro. Antonio Sáenz. Conocida como la Escuela de la Plaza contó con un pequeño jardín y un consultorio médico, para 1910 abrió una biblioteca y un museo y para 1919 constituyó la “Asociación de Fomento Pro niñez de la Escuela N° 1”, con el total apoyo de padres y maestros cumplió innumerables tareas considerándose la primera Cooperadora de la provincia de Buenos Aires. La Comisión Directiva desde su Presidenta hasta las vocales fue ocupada por mujeres. La gran inmigración recibida en nuestro país provocó que los extranjeros se agruparan en barrios que los identificaban. Celebraban sus fiestas tradicionales, desplegaban las banderas del país de origen, mantenían sus tradiciones. Los hijos concurrían a las escuelas nacionales y esta gran Babel fue dejando en el olvido nuestras fiestas nacionales. Hubo que, desde el Gobierno Nacional establecer que en las escuelas se realizaran las celebraciones patrias obligatoriamente. Que se crearan bibliotecas y museos escolares a fin de rescatar del olvido a los personajes y personalidades que se hayan destacado en nuestra historia mediante objetos que les hubieran pertenecido, ellos serían la recuperación de la memoria, la identidad de los argentinos. La mujer, prestigio y virtud desde la beneficencia pública A principios del siglo XX la mujer aristócrata dedicó su tiempo a fin de alcanzar la redención y el alivio de las clases agobiadas por la pobreza. Con este pensamiento y buen poder económico realizó su gran tarea, algunas de ellas trascendieron con su obra. Doña Juana Zorrilla y Casaballe (1797 – 1885) hija de vasco y catalana contrajo matrimonio con su primo hermano Evaristo Grigera de cuya unión no tuvieron hijos propios, según declaró en su testamento. Si, adoptaron a Basilio. Mujer de cuantiosa fortuna, con numerosas propiedades, incluyendo la chacra que poseía con su esposo, donó, a pedido de Don Esteban Adrogué la imagen de Nuestra Señora de la Paz, para que sea la Patrona de Lomas de Zamora, obra realizada por un artista de Barcelona. En su testamento Juana dispuso que “…A los pobres, el día de mi muerte se les repartirá la cantidad de 4000 pesos por limosna que les hago, y si no se pudiese hacer ese gasto en el día indicado se verificará en los siguientes”. Doña Paula Grigera (1832 – 1919) hija de Manuel y nieta de Don Tomás se casó con Jacinto Rosende que fue Juez de Paz entre 1866 y 1867. Tuvieron 12 hijos y adquirieron 24 manzanas comprendidas entre las actuales calles Alvear, Pereyra Lucena, Tucumán y Gorriti. Este solar era la Quinta Las Copas donde se trasladó, a la muerte de su hermana Jacinta en 1902, el oratorio con la imagen de Nuestra Sra. del Tránsito que estaba en la chacra de su padre. Fallecido su esposo, Doña Paula dedicó su vida a las obras de caridad. Nadie que recurriera a ella se quedó sin ayuda. Trabajó activamente en la Sociedad San Vicente de Paul y en la Comisión para levantar el templo parroquial. De Doña Paula queda su imagen y el hermoso aljibe de mármol de Carrara de su Quinta, que se preserva en el patio de este museo. Luisa Cravena de Gandulfo: 1835 – 1920 dona los terrenos y el edificio para levantar un Hospital para los más necesitados. Inaugurándose en 1906. María Jauregui de Práderë No solo donó la construcción de la Iglesia de la Exaltación de la Santa Cruz del Colegio Euskal Echea y su órgano de tubos, el más importante de América, sino que en su gran filantropía y siendo Presidenta de la Sociedad de Damas de la Providencia que contenía a huérfanos, viudas y señoras jóvenes, en 1872 aportó una gran cantidad de dinero para un hogar escuela para los niños que sobrevivieron a la epidemia de fiebre amarilla en la ciudad de Buenos Aires y hoy es una Escuela de Arte que lleva su nombre. En su homenaje a la comunidad vasca erigió un monumento en la plaza central del Colegio Euskal Echea realizada por el escultor Constante Rossi. A su muerte le erigieron sobre ese monumento una escultura. Inés y Eugenia Turdera heredaron las tierras de Luis Puig y aceptaron la propuesta del constructor Riziero Preti, quien impulsó la fundación de Villa Turdera en 1909. Léonie Matthis nacida en Francia en 1883, fue la primera mujer admitida en la Escuela de Bellas Artes y seleccionada para el Premio de Roma que consistía en proseguir los estudios en la academia Francesa de la Villa Medici. Al casarse con Francisco Villar oriundo de Argentina se radicó en este país donde tuvo 7 hijos. Y comenzó a pintar nuestra historia. Se rodeó de personalidades como Ricardo Levene, Guillermo Furlong, Ibarguren, Mariano Buscchiazo y Leopoldo Lugones entre otros. Fue la Tesorera del Museo Municipal de Bellas Artes que funcionó en el 4° piso del Palacio Municipal en 1949. Por mencionar a algunas de ellas y el momento en la historia que les tocó vivir, Léonie Matthis falleció dos días después que Eva y este fue otro momento en la historia que marcó a la mujer. Ya no será la benefactora, sino la protagonista que ocupará espacios públicos, la que trabajará, educará y también conseguirá el derecho a votar. Pero esa es otra historia que empezará a devanarse lentamente.
(1) Exposición realizada en el Museo Americanista con motivo de los 150 años de constituirse Lomas de Zamora en Partido Bibliografía
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