Ginkgo, espacio de danza, se creó para el desarrollo del ser desde el arte.
Quién escribe, su creadora, Gabriela Scopelliti ideó desde su experiencia de vida este espacio para compartir como desde el arte y la expresión, podemos enriquecer nuestra vida.
A los 12 años de edad, tuve que tomar la decisión de si iba a dedicar mi vida a la danza, actividad que ya amaba o tomar un camino supuestamente más seguro y exitoso.
Y… el miedo y las creencias limitantes, me llevaron por el camino del éxito supuesto.
Y así me encontré a los 40 años con Título Universitario de Licenciada en Publicidad, casada, madre de dos hijos, auto, casa con pileta, vestidor y jacuzzi.
Si quería una familia, adoro ser madre… también quería un compañero para mi vida y a mi lado estaba un hombre estresado que solo buscaba el bienestar, desde el desarrollo económico. Sin culparlo ni culparme, ya que es lo que hemos aprendido como parte de esta sociedad consumista. Si, reconociendo que fue desde allí, donde nuestras vidas comenzaron a distanciarse.
A mi hijo le diagnostican un trastorno del lenguaje y sus causas, claramente emocionales.
Nuestros hijos actúan como espejo y nos marcan nuestros errores.
Así que buscando repuestas para mi hijo, me encontré a mí misma.
Mi cuerpo intoxicado y estresado me mostraba el padecimiento de no haber escuchado las verdaderas necesidades de mi Ser bailarina. Y una gastritis me llevó a una consulta donde la doctora me recomienda hacer algo que me guste mucho. Como no me animé al flamenco o la la danza clásica, empecé por lo que en aquel momento se llamaba Ritmos.
Meses más tarde, de ese glorioso año 2013 viví la bella experiencia de volver a bailar en un teatro. Ensayos, vestuario, maquillaje, adrenalina, bambalinas, luces, música … para mi conectarme desde el Alma con la Vida.
Siguieron años de aprendizaje del cuerpo y las emociones, cambiar hábitos, amigos… y siempre el miedo de no saber si era o no el camino. Aun dudando, cuando la verdad de mi ser ya iba descubriendo.
Llegué a tomar 4 clases por día y mi cuerpo y mi mente cambiaban.
Después de jazz, tap, árabe, contempo, llegué al tango. Y ahí otro gran descubrimiento, bailar con otro.
El tango necesita de una buena comunicación, tal y como sucede con cualquier pareja en cualquier danza. Aunque, en el tango la comunicación es profunda, íntima y se da desde el abrazo. El abrazo, te permite enlazarte con el otro y sólo si cada uno sabe distinguir su eje, el baile se convierte en un acto sagrado y exquisito. Aquellos que bailan tango, sé que coinciden conmigo.
Y como soy una mujer atrevida, me permití llevar esta experiencia a la vida y desde el tango me animé al amor. Un amor puro, profundo y maravilloso que me impulsó y me guió para seguir actuando desde la danza y crecer desde el amor.
Así nació PILATES TANGO… entrenar desde la conciencia del cuerpo, desarrollar equilibrio, flexibilidad, tonicidad y fluidez y llevarlo a nuestra vida cotidiana mejorando nuestra comunicación. Primero volver a sentirnos, a comunicarnos con nosotros para luego establecer buenas relaciones con los otros.
Te invito a nutrirte de esta experiencia que dio sentido a mi vida.
Y agradezco a cada uno de los alumnos que hoy me acompañan en este camino que recién empieza. (Nélida, Marcelo, Stella con Pilates Tango. Pilar, Fátima y Catalina con Proyecto shuffle. Mónica, Diana, Tamara y Rosa con Pilates)